Uno de los pilares de la pintura de Teresa Rodríguez es la fidelidad a las técnicas antiguas, basadas en los tratados de Francisco Pacheco, Cennino Cennini, Plinio, Leonardo etc.
Aunque están a su alcance pigmentos y óleos industriales de muy buena calidad, la fidelidad en a técnica es tal, que opta por la utilización de pigmentos históricos, y por ser ella quien elabora las pinturas con la adición de la cantidad justa de aglutinante para cada pigmento.
Teresa dice: “Cada pigmento es diferente de los demás. Todos tienen una granulometría, una capacidad de absorción y de secado propias que los caracteriza. Moliéndolos a mano conoces cada uno de ellos y su comportamiento. Ello mismos te dicen en que estrato deben estar según la cantidad de aceite que necesitan, la transparencia que presentan sobre la losa de mármol, como se mueve la moleta sobre ellos… Ese conocimiento empírico no lo percibes hasta que tú mimo elaboras tus óleos y eso te cambia la manera de pintar.”
Teresa Rodríguez cuida los materiales desde el primer momento. Prepara el lienzo para ser lo más estable posible buscando su máxima estabilidad y pervivencia.
“Comienzas a pintar desde que piensas en el cuadro, desde la primera idea. Comienzas a ejecutar el cuadro desde que empiezas a preparar la tela.
Todas las capas de un cuadro hacen de él lo que es. Todas repercuten en el resultado final de la obra”
Tras días de planificación, bocetos, estudios de composición, de colores, etc., una vez la obra está completamente decidida, comienza a pintar.
“Los materiales, técnicas y procedimientos son medios para llegar a un fin. Cuanto más los conozco, mejor los domino y por tanto más útiles son a su función.”
Respeta los tiempos de secado natural de la pintura, aplicándola de una forma muy directa al principio, dejando secar este primer estadio, y matizando con capas sucesivas y veladuras hasta llegar por superposición de estratos, en muchos casos tranlúcidos, restregados o velados, al aspecto deseado.
Los pigmentos que ella ha molido se aplican en sucesivas capas, utilizando los colores más secantes en la capa inferior, y los menos en la superior, en manos más finas y transparentes.
Esta forma de aplicación, tan usada en el barroco, respeta el conocido principio “graso sobre magro”. Las capas que constituyen la obra son estables.
Los cuadros de Teresa son muy identificables. Aparte de tener ese halo de antigüedad por la paleta que utiliza, tiene un carácter entre barroco y prerrafaelita. Recuerda a los cuadros históricos del siglo XIX, pero en un formato sensiblemente más pequeño y abarcable de un solo vistazo del espectador, que se va, inevitablemente, al punto más importante para la narrativa.
Su obra cuenta algo, cada cuadro es una historia en la que podemos encontrar elementos característicos, atributos propios del personaje representado, como ocurre en la iconografía cristiana o en la mitología, temas que le apasionan.
“Soy consciente del momento efímero por el que pasa el arte, y del momento social que vivo, sólo que mi forma de expresar es precisamente lo contrario, busco la calidad pictórica sin sacrificar la calidad material, técnica y procedimental, y así conseguir garantizar la pervivencia de mi pintura el mayor tiempo posible."
por Alfonso Buendía.
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